Viernes 5

Como se imaginan, la semana ha sido un tanto tranquila, no realicé mayor alboroto, juerga, jolgorio ni nada en mi cumpleaños, la vida continua, cumples una año más de vida y de pronto te encuentras con miles de interrogantes. Has cumplido 24 años y comienzas a analizar que has hecho en este lapso de tiempo, comienzan los recuentos amorosos y porqué no volverte a ver con algunos amigos.
Mi relación con Karla me dejó muchas satisfacciones, entre ellas me dejo nuevos amigos y amigas como son la señorita W. y el muchachón G. resulta pues que hoy en día trabajo con el muchachón G. (trato de aligerar su carga laboral como su asistente- trabajo extra al que normalmente desempeño) y bueno decidimos salir a ver unos eventos en la noche pero antes el muchachón G. había coordinado un café con la señorita W., me preguntó si quería acompañarlo (para ser sincero creo que no le quedaba otra) y bueno salimos en búsqueda de la señorita W. nos reunimos en un café miraflorino y luego de hacer unas coordinaciones y pasar dejando ciertos objetos en casa del muchachón G. nos enrumbamos hacia lo que para mi hasta ese día era la dimensión desconocida.
Salimos rumbo a Barranco, distrito al cual le tengo mucho recelo y al cual solo voy porque allí quedan algunos bares a los cuales me gusta asistir, así como cevicherías bailables (hay alguna otra forma de denominar a Mr. Fish, E 41 y Costa Brava), la cosa es que decidimos salir a la Posada del Ángel a tomar unos vinos. Cuando estuvimos allí, pedimos vino y comenzó la conversa.
En esta conversa desfilaron distintos temas, temas tan solemnes como la honestidad, ex parejas, distintos gustos, recuerdos graciosos y uno que otro comentario gracioso, desatinado y chibolezco de mi parte. Cabe decir que la Señorita W. y el Muchachón G. son mayores que yo y por ende tiende a llamarme con mucho cariño mi nombre pero en diminutivo (últimamente mucha gente me llama así); sin embargo hubo un tema en especial que quedó resonando en mi alcoholizado cerebro durante toda la noche. Este tema era el de quemar etapas y el de pedir que alguien se comporte cómo una persona de mayor edad a la que realmente posee.
Este tema no me dejó dormir a pesar de haber tomado vino y estuvo resonando en mi cabeza toda la noche… tanto es así que dormí pensando en eso. Respeto a esto quiero decir que en mi vida he quemado muchas etapas, siempre me he adelantado a estas y en mis relaciones suelen pasar lo mismo, suelo quemar etapas y correr; así mismo no congenio mucho con las chicas menores que yo porque pienso que son aburridas no obstante me doy cuenta de algo, tengo que respetar a toda chica que conozca y respetar el momento en el cual ella se encuentra y entender su etapa, entender su forma de pensar, de mirar, de actuar, bailar, hablar, etc.
La moraleja del asunto es: No voy a quemar etapas y las únicas etapas que queme, van a ser las del pasado.